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martes, 25 de diciembre de 2007

Memorias de una chica traviesa. [Fragmentos de diferentes entrevistas realizadas a Pelusa por Matías M. Hessling (Licenciad

Memorias de una chica traviesa. [Fragmentos de diferentes entrevistas realizadas a Pelusa por Matías M. Hessling (Licenciado en Ciencias de la Comunicación) de la Universidad de Buenos Aires] EL 8 DE ENERO DE 2006.

“Salta está progresando. La gente esta acostumbrada en Salta a ver travestis. Ya somos parte, en realidad siempre lo fuimos, de la sociedad; nada más que ahora un poco más aceptadas.

Porque nos movilizamos con marchas la gente nos ve, sabe lo que nos pasa, sabe como actúa la policía con nosotras.

Con las marchas que hicimos las cosas mejoraron bastante respecto a la violencia.
Cada vez viene más gente a la marcha. Lo organizamos nosotras, hay discursos y pirotecnia y un show para el cierre en la plaza 9 de julio. La organizamos solo nosotras (…) es algo nuestro.

Hubo un operativo hace un tiempo para erradicar la prostitución y la zona roja. Una cosa política, no es algo de la policía, es algo que viene de arriba. Pero no va a desaparecer nunca. El travestismo no lo van a hacer desaparecer nunca. En ninguna parte del mundo pudieron hacer desaparecer las zonas rojas. En una ciudad turística como Salta, donde vienen a buscar también vida nocturna, no se puede hacer desaparecer la prostitución.

Nosotras queremos una zona controlada por la policía acá en Salta, porque necesitamos un apoyo de la policía. (…) El operativo que anunciaron tanto por televisión y por radio, que iba a desaparecer la zona roja, fue un fracaso.

Nos barrían con todo. Durante tres semanas nos barrían y nos barrían, hasta que hicimos la marcha, y al otro día fue un día normal para nosotras. Las marchas son efectivas. Nosotras tenemos a favor a las cámaras, al diario y denunciamos los hechos.

No da cupo la segunda, así que nos tienen que distribuir en varias comisarías. Las chicas están 36 hs, y salen de nuevo a trabajar a la zona roja. Por más que caigan, las chicas siempre vuelven a la zona.
Tenemos que tratar de que nos den una zona, y tratar de convivir, llegar a una convivencia, con los vecinos; pero tampoco que nos manden a la orilla de la ciudad porque tampoco vamos a ir. La policía a lo único que viene es a levantar travestis. Pero a los chorros no los encuentra ni a palos. Capaz que estaban correteándonos a nosotras al frente de ellos estaba desmantelando una casa. Yo a los vecinos nos los veo tan desconformes, porque saben que estamos paradas afuera de sus casas y están seguros de que no van a venir otros a hacer daños ni a su casa ni a sus coches.

La policía ya me conoce. Te hacés conocer con las marchas y te toman un poco de respeto. Siempre son los mismos policías, según los turnos. Vienen todos los de la seccional (...)

Todas tuvimos alguna historia con algún policía. Gratis nunca, pero como clientes vienen un montón. Les viene bien todo, siempre algo les gusta (…) Que te cojas un policía yo lo veo como sexo liberal, en la cama no hay diferencia de trabajos o profesiones. Es un sexo liberal, si no le viene bien todo, algo les gusta.

Queremos armar una asociación, pero no nos dan los tiempos para andar atrás de los abogados y los papeles. Con el tiempo quien sabe, yo capaz que deje la calle y me dedique sólo a eso: a las chicas, una vez que deje la calle. Te vienen las ganas, por ahí no. Yo tengo 38 años ya, y más de 15 en la calle; y no es fácil ser travesti.

No es fácil ser travesti, no es fácil pararse en una esquina, y ni estar cómoda en un calabozo.”

Salta, 8 de enero de 2006, Pelusa, manejando su auto como lo hacía todas las noches, no sólo pensaba en voz alta, estaba convencida de su lucha.

Pelusa fue asesinada el 29 de noviembre de 2006.
Hay cuerpos que siguen siendo censurados, hay cuerpos que siguen siendo no decibles porque no son dóciles, y esos cuerpos deben ser expulsados o condenados al abismo del amarillismo. El travestismo es el gesto de decir aquí estoy, puedo hablar, me vuelvo visible, soy representable y ese es el gesto que no se puede tolerar. Matías M. Hessling.

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